Dicen que Jacob Barnett, con 14 años, es uno de los genios de este siglo. Con 3, le diagnosticaron autismo y pronosticaron que no se ataría los zapatos hasta los 16.
Profetizaban que su hijo nunca leería, que ni siquiera sería capaz de atarse los zapatos al menos hasta cumplir los 16. Pero Kristine decidió seguir sus instintos de madre —y profesora de guardería— y, en contra de lo que pensaban los especialistas e incluso su marido, tomó lo que ella define como «la decisión más temible» de su vida. Avalada eso sí por los puzles de 5.000 piezas que el niño era capaz de resolver a esa edad. Lo sacó de la educación especial que solo había logrado meterlo más y más en su mundo (había dejado de hablar) y comenzó a prepararlo para que se incorporase a las clases 'normales'. Así, puso su mirada en seguir la «chispa» de Jacob, como ella la denomina, en aquello que parecía despertar su interés. "¿Por qué concentrarse en lo que él no podía hacer? ¿Por qué no centrarse en lo que sí podía?". Con este pensamiento y apoyándose en las experiencias infantiles normales (softball, comidas campestres alrededor de la hoguera y juegos) empezó a romper los muros que rodeaban a su hijo.
La madre de Jacob se dedicó a fomentar lo que parecían ser las grandes aficiones de su pequeño, que se dedicaba a decorar paredes y ventanas con fórmulas matemáticas. Lo extraordinario de todo esto no es que Kristine pudo recuperar a Jacob para el mundo exterior, sino que debajo de esa cáscara impenetrable descubrió una inteligencia que rivaliza con la de Albert Einstein, o al menos eso es lo que se desprende al aplicar el cuestionado coeficiente intelectual, que en el caso del científico alemán llegaba a 160 y en el de este pequeño autista a... ¡170!
Conferencias en chancletas
Con 8 años, empezó a asistir a conferencias universitarias, sentado en la última fila, absorbiendo todo aquello que era en realidad lo que su mente hambrienta necesitaba. A los 9, investigando con el típico juego de formas, construyó una serie de modelos matemáticos que abrían una nueva vía en el campo de la Teoría de la Relatividad de Einstein. Su madre grabó entonces a su hijo explicando esta tesis, la colgó en Youtube y la envió a la Universidad de Princeton, la misma donde el genio alemán enseñó e investigó. Al ver aquello, el astrofísico canadiense y profesor Scott Tramaine se dio cuenta de que estaba ante algo grande y escribió este correo electrónico a Kristine: "Estoy impresionado por el interés de Jacob en la física y la cantidad de lo que ha aprendido hasta ahora. La teoría en la que está trabajando involucra a varios de los problemas más difíciles de la astrofísica y la física teórica. Cualquier persona que los resuelva está listo para un Nobel".
Así, antes de cumplir los 10, Jacob fue aceptado en la Universidad de Indiana como un estudiante más. Y ocupó un puesto remunerado en el campo de la Física de la Materia Condensada, un trabajo que por su originalidad le valió un récord: convertirse en el investigador de astrofísica más joven del mundo. Incluso publicó en la revista Physical Review A.
En los foros científicos, el tema ha generado debate. Algunos se asombran de su talento, otros dudan y hay quien afirma que el chico está cometiendo errores de origen, sino de bulto, en sus tesis. "Al menos por lo que sé, creo que su precocidad es genuina —opina un entendido en thescienceforum.com—. Aunque, desde luego, eso no significa que puedas considerarle seriamente como un científico. Al menos no aún". Otro le contesta apoyándose en fórmulas y asegura que Barnett está recitando para la cámara cosas que no entiende: "Creo que es otro bluf de Youtube", concluye. Pero ahí está el aval de Princeton.
Jacob también da conferencias explicando diferentes asuntos científicos. Choca verle desenvolverse en chancletas y con la soltura de un adulto acostumbrado a hablar para el gran público. Incluso se permite golpes de efecto durante la charla, como arrojar de pronto sobre su cabeza los folios en los que apoya su discurso y seguir hablando como si nada. Ahora está escribiendo un libro para acabar con la fobia a las matemáticas, tan habitual entre los chicos de su generación, porque se le da muy bien explicar con sencillez asuntos científicos complejos. Es por eso que el pequeño, de mayor, quiere ser profesor.
Kristine desvela que todo este talento también tiene 'efectos secundarios'. Que no es raro que su hijo se olvide incluso de comer cuando está metido de lleno entre sus ecuaciones. Al parecer sufre de insomnio porque su cabeza está llena de números. Así lo describe él.
A pesar de toda esta increíble historia, que se asemeja a la reflejada en el libro y posterior película Una mente maravillosa, Jacob no deja de ser en muchos aspectos un chico como cualquier otro. Ya ha salido con alguna chica y le gusta jugar con su consola; su favorito es Halo.
FUENTE: http://www.ecuavisa.com/articulo/noticias/internacionales/30462-jacob-barnett-el-nino-que-se-rie-de-einstein
RESUMEN: Jacob Barnett, un adolescente estadounidense de Indiana, es considerado a sus 14 años un nuevo Albert Einstein.Los médicos profetizaban que su hijo nunca leería, que ni siquiera sería capaz de atarse los zapatos al menos hasta cumplir los 16, pero su madre no les hizo caso porque ella creía en su hijo, y creía que él a pesar de que tenía ese problema podía dar mas de él. Con el tiempo Jacob se ha desarrollado increiblemente en la física, ya que posee una inteligencia que rivaliza con la de Albert Einstein, o al menos eso es lo que se desprende al aplicar el cuestionado coeficiente intelectual, que en el caso del científico alemán llegaba a 160 y en el de este pequeño autista a… ¡170!
COMENTARIO: Me pareció increíble esta noticia ya que se imaginan que una persona tenga la misma inteligencia o puede poseer inteligencia superior a la de Albert Einstein? Tuvieramos más inventos y grandes descubrimientos en la Física! Pero sera posible que este chico tenga esa inteligencia o sera que todo es propaganda y mentiras? Que opinan?
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