Andrea tiene 16 años y debió cambiarse de colegio porque no soportó más la agresión de sus compañeras, que mandaban mensajes de texto a los contactos de la chica con la frase “Andrea es la más pelotuda”.

Marta Dávila, psicóloga de APA y especialista en este fenómeno, explica cómo esta situación puede afectar a la persona que la sufre: “El chico agredido generalmente, por vergüenza, guarda silencio y no lo comenta en familia. No tiene ganas de ir al colegio, baja su rendimiento, se aísla, comienza a tener síntomas de estrés y se observan cuadros de ansiedad, irritabilidad, pesadillas o malestares físicos antes de ir a la escuela, autoagresiones e incluso, profundas depresiones y peligro de suicidio”. También describe el perfil de quien incita la agresión: “El hostigador generalmente es algún lider negativo que se distingue por su fortaleza física o por saber amedrentar y dominar psicológicamente a otros; se sostiene sobre la creencia de que es más ‘canchero’ y va a ser admirado si pisotea o burla a otros”. Dávila además propone una solución: “Si bien es un problema que trasciende el ámbito escolar, creo que debe ser tratado en los institutos educativos, junto con las diversas modalidades de violencia escolar, para que pueda ser incorporado en contenidos curriculares y en espacios de convivencia”.
“Expresa una violencia ya instalada”
El cyberbullying es una forma nueva de manifestar la violencia de siempre, pero según los expertos hay un aumento en el nivel de maltrato. “Expresa una violencia instalada en la sociedad, pero que aumentó en los últimos tiempos. Hay una ausencia de un Estado que legisle o proteja, por eso a los docentes y a los adultos les cuesta más enfrentarlo”, afirma María Zysman, psicopedagoga, integrante del grupo de investigación Libres de Bullying.
La especialista además indica que “parecería que la tecnología en lugar de ayudar a sociabilizar, ayuda a hostigar a través de perfiles falsos”. Zysman aseguró que la primera solución es hablar del tema en las escuelas: “En algunos colegios se trata, pero hay que trabajar más los valores de la amistad, la cooperación, la solidaridad y qué significa ser amigo, porque en Facebook hay perfiles que tienen 1.800 amigos, y ser amigo es otra cosa. Hace falta una mirada adulta de compresión, pero lo cierto es que los mayores también están perdidos en medio de esta voragine”.